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El primer borrador de tu novela es malísimo ¿Y ahora qué?

No nos engañemos, por mucho que me empeñe en que las escritoras de brújula no existen, yo soy una de ellas. ¿Resultado? Se me cuelan agujeros, escribo pasajes y hasta capítulos enteros que tengo que borrar y, por lo general, mis primeras 10.000 palabras sirven para que yo me meta en la historia, pero a mis lectoras les dan igual. ¿Te pasa algo parecido con el primer borrador de tu novela? No pasa nada, es normal.


Para eso es el primer borrador. La obra final pasa por varias revisiones y yo soy mi crítica más feroz. Por eso puedo contarte ocho desastres que vas a encontrar en el primer borrador de tu novela y cómo arreglarlos.


Pero, antes, veamos cómo vas de prejuicios respecto a lo que debe ser un primer borrador y cómo enfrentarte a él.








¿Qué es el primer borrador de una novela o relato?


Un primer borrador ni siquiera tiene que tener valor literario en sí mismo, porque no es más que la primera versión escrita de la historia que quieres contar. Por lo general no se parece demasiado a la versión final. Es una especie de prueba.


Casi ninguna escritora es capaz de escribir una obra maestra a la primera y sin correcciones. Y digo casi por respeto a las posibles excepciones que quizá existan, pero yo no conozco. La novela final pasa por múltiples cambios y correcciones. Y el campo de pruebas donde todo se forja es el primer borrador.


Es probable que, cuando lo leas, te encuentres con que la historia no funciona o que no se parece a lo que querías contar. A veces sucede que te encuentras con algo mejor de lo que esperabas. Atesora esos momentos porque son mágicos.


Y quédate con esta definición:


El primer borrador el primer paso imprescindible para convertir tu historia en una buena novela de la que te sientas orgullosa.


8 consejos para terminar el primer borrador de tu novela

La parte más importante de este artículo es la que dedicamos a arreglar los numerosos desastres que podemos encontrar en la primera versión del manuscrito. Sin emabrgo, de nada te servirán esos trucos si no has logrado terminar el borrador. De manera que toma nota.

Planifica tu novela. Si eres escritora de mapa, te habrá encantado leer esto. Si lo tuyo es brujulear, no tanto. Incluso en este segundo caso, ten en cuenta que la brújula también marca una dirección. Un mapa es solo algo un poco más detallado. No hace falta que te sepas la novela al dedillo para empezar a escribir, pero sí es preferible tener una idea de por qué territorios te vas a mover para finalizar el primer borrador. Según todas las opiniones de lectoras, esta es una buena herramienta para lograrlo:



No planifiques en exceso. hay escritoras de mapa que agotan su energía planeando y eso tampoco sirve de mucho. La cuestión es encontrar un equilibrio y no invertirlo todo en la planificación, o te aburrirás antes de empezar a redactar.

Acepta que un borrador es imperfecto por naturaleza. Vas a cometer errores durante la redacción. Eso es normal y hasta deseable. Dentro de pocas líneas veremos cómo solucionarlos ¡Relájate y disfruta del proceso!

Evita corregir. Tu objetivo es terminar un primer borrador imperfecto, así que no corrijas por el camino. Durante las primera etapas de la escritura, lo que importa es avanzar, divertirse y, por fin, terminar la primera versión de la obra. Corregir en esta frase es como decirle a tu parte más creativa que se equivoca. Y no es cierto. Ella crea locamente: permítele que lo haga.

Nada de comparaciones. Cada autora es un mundo y cada obra también. Lo bueno de estgo es que puedes aprender a conocerte como escritora en cada nuevo proyecto que emprendas. No sirve de nada compararte con personas cuyos procesos desconoces. Y tampoco comparar tu anterior novela con la que ahora tienes entre manos. Tú disfruta y que compare la crítica.

Escribir no es solo poner palabras en el papel. Esta es la acción que te permite terminar un manuscrito, pero también hay actividades complementarias, como la documentación o la toma de decisiones que necesitan de un tiempo y un espacio. Procura no mezclarlas. Agenda un espacio para documentarte y aprovecha actividades mecánicas para que tui cabeza resuelva los embrollos más grandes en segundo plano. Confía en tus habilidades.

Créate un hábito de escritura. En La Escribeteca creemos más en la motivación y los compromisos que en la disciplina por la disciplina. Nuestro lema es que hay que escribir siempre que se pueda y que hay que ser muy conscientes de cuándo se puede. COne so en mente, procura mantner cierta constancia. Eso sí, sin flagelarte si no puedes sentarte a teclear cada día.

Busca un grupo de apoyo. De acuerdo, barremos un poco para casa. Al fin y al cabo estás leyendo el artículo de una comunidad de escritoras. Pero si insistimos en ello es porque ayuda. Cuando escribes sola es más fácil sucumbir al desaliento. Trabajar rodeada de gente que te entiende y te apoya es mucho más fácil.



Y, ahora sí:

Problemas que posiblemente encuentres en el primer borrador de tu novela


1. Que lo odies


No quieres admitirlo, pero lo miras y lo único que ves son los hilos mediante los que se mueven las marionetas. Te da la sensación de que tu sistema de magia no se sostiene, tus personajes parecen de trapo. Cada vez que piensas en él buscas con la vista una papelera, una incineradora, un perro del infierno que se lo coma.


¡Con lo que te gustaba tu idea! ¡Si tu mundo era maravilloso!


Bueno, quizá te alivie saber que lo más normal es que las primeras versiones de nuestras obras no nos emocionen mucho. No siempre buscamos un perro satánico que se coma nuestros deberes, pero tampoco saltamos de la alegría.


Primero, porque solemos tener unas expectativas demasiado altas, sobre todo cuando empezamos a escribir.


¿Sabes lo que me sigue pasando a mí después de veinte años en esto? Cuando soluciono un escollo, voy corriendo al salón y le digo a mi marido: «¡Ya lo tengo! ¡Ya he solucionado la novela!» Por supuesto, no suele ser así. Lo que he encontrado es una salida para un problema. Me suelen seguir quedando varios por resolver, con la consiguiente frustración.



La principal solución para ese repelús en contra de nuestro primer borrador consta de dos pasos:

  1. Alégrate de que no te guste. Solo las escritoras espantosas de verdad no se cuestionan nunca. Cierta dosis de autocrítica es buena para seguir mejorando.

  2. Deja descansar al manuscrito. Así la próxima vez que lo leas podrás juzgarlo con más distancia y una perspectiva mejor.

2.- En en el mapa funcionaba pero una vez escrito, no


Si eres brújula, este es el pan nuestro de cada día y puedes pasar ya mismo al siguiente punto. Si eres mapa, no te preocupes: no pasa nada.


La experiencia me dice que, incluso si tienes un problema de necesidad extrema de ordenarlo todo antes de empezar a escribir, planear no es lo mismo que hacer.


Lo que parece perfecto en tus fichas y tu esquema puede no terminar de funcionar en el manuscrito. No pasa nada. La mejor manera de averiguar por qué algo no funciona es cuestionar lo que te parece más conflictivo y preguntar por qué todo el tiempo. Así descubrirás dónde están los agujeros de guion y qué debes hacer para rellenarlos.


En resumen: pregúntate por qué los personajes hacen lo que has escrito y no otra cosa. Y no pares hasta que encuentres los motivos correctos. Así hallarás el mapa verdadero y podrás llegar a tu objetivo final: una estupenda novela.




3.- La idea original no era tan buena como pensabas


Creías que tenías la mejor idea del mundo, que podrías escribir no solo una novela, sino una saga completa con su mitología y su idioma propio. Pero resulta que a tu maravillosa idea se le acaba el fuelle a las 15.000 palabras y no da más de sí.


De acuerdo, tienes un cuento largo. No hay nada malo en eso. No es que el primer borrador de tu novela haya fallado, es que has escrito otra cosa. Y eso no es terrible, es una ventaja. Porque resulta que tienes algo terminado sobre lo que puedes trabajar. No solo de novelas vive el mundo editorial.


4.- Te ha quedado un primer borrador muy corto


Unos se quedan cortos de palabras y otros se quedan cortos de taza. El azúcar no sobra, es la taza, que es pequeña.


No es que la idea no de más de sí. Tienes unas 40.000 palabras o 45.000, pero esto se queda un poco escaso para una novela de las de lomo gordito que se ven tan monas en los estantes.


Aquí la línea de acción es doble:

  1. ¿Seguro que es corto? A lo mejor la historia no necesita más. A lo mejor la longitud que tiene es la perfecta para lo que querías contar. Por si acaso, yo me iría al punto uno del artículo: deja reposar el borrador a ver qué pasa con la segunda lectura.

  2. Es corto de verdad. Vale, pues no pasa nada (sí, esta es mi frase favorita porque la verdad es que no pasa nada). Déjalo reposar y date cuenta de que solo es el primer borrador de tu novela. Tienes tiempo de añadir lo que consideres necesario. Eso sí: ¡No metas paja! Mi problema personal es que no describo, no me gusta, así que mis primeros borradores suelen ser esqueletos y luego tengo que vestirlos. Así que llegado el momento, los visto. Este artículo de Gabriella Campbell habla de escribir por capas. Se refiere a artículos, pero el concepto es aplicable también a ficción.

5.-La primera versión de tu novela es demasiado larga


¿Y de verdad esto te parece un problema?


Largo es el nuevo perfecto. Lo único que tienes que hacer es calentarte un té y disponerte a cortar todo lo superfluo. Vale, puede que distinguir qué sobra y qué es vital no sea lo más sencillo del mundo, pero la experiencia te enseñará cómo. De momento, te dejo una guía que te ayudará a decidir cuándo pasar la podadora:

  • Si tu te aburres mientras lees, más se aburrirá tu lectora. Fuera esa escena.

  • La descripción es bellísima pero no aporta nada a la trama: fuera.

  • Si te has enamorado de ese personaje pero resulta que es irrelevante, fuera.

  • Revisa el estilo y corta todas las perífrasis y reiteraciones. En serio, solemos usar muchas más palabras de las que necesitamos para expresar un concepto.



6.- Tu primer borrador es tan emocionante como una almeja podrida


Eso sí, la trama está perfectamente desarrollada. Cada punto de giro se encuentra en el lugar perfecto, los personajes hacen exactamente lo que les pides que hagan, el clímax está justificado y todo cuadra como diseñado con escuadra y cartabón. O con Autocad.


El problema es que tú querías escribir una novela terrorífica que encogiera los corazones de tus lectoras y te ha quedado una cosa así, parecida a un parque temático poblado por robots sin emoción.


Vale, pues, como quizá te esperes ¡no pasa nada! Si todo encaja, si cada pieza está en su sitio, felicítate y tómate algo a mi salud (y a la tuya, sobre todo a la tuya) porque esto no es lo más común.


La solución es tan sencilla como empezar a trabajar en el segundo borrador. Trasladar emoción al texto tiene mucho que ver con hacer que tus personajes se jueguen algo que sea vital para ellos en cada obstáculo. Tendrás que permitirles que reaccionen emocionalmente.


Pero eso sucede en el segundo y posteriores borradores. Si no tienes muy claro cómo lograrlo, te recomiendo este libro:






7.- El narrador del primer borrador de tu novela no es el que debería ser


Vale, estás escribiendo un retelling de La forja de un mago y lo haces desde el punto de vista de Raistlin Majere. Nada tendría más sentido ¿no? Al fin y al cabo ese es el mago que se forja en la forja (jaja).


Pero acabas tu primer borrador y te das cuenta de que las ideas y los detalles que conocemos a través de su hermano Caramon son mucho más jugosos.


De acuerdo, en esta ocasión sí que pasa algo. La verdad es que cambiar de narrador una vez que ya tienes el primer borrador de tu novela no es el trabajo más sencillo del universo. Tienes que tener cuidado con lo que sabía el narrador que usaste y lo que no sabe el narrador nuevo, entre otras cosas.


La buena noticia es que el trabajo más duro ya lo tienes hecho. Ya sabes qué ha pasado y por qué. Ahora solo se trata de adaptar los hechos al punto de vista del nuevo narrador.

Paciencia y esfuerzo. Es mucho trabajo, pero es posible.


8.- ¿Estilo? ¿Qué estilo?


De todos los problemas que te puedes encontrar en una primera versión de tu novela, este es quizá el más sencillo de arreglar.


Lo más importante es que revises con calma y con cariño lo que has escrito. Y quizá que le eches un vistazo a algún libro que toque las bases de la corrección.


El estilo se forja con el tiempo, así que lo más probable es que la última versión de tu novela esté mejor escrita que la última.


Si buscas material que te ayude a obtener un primer borrador mejor, te recomiendo Escribir desde los cimientos. Es el manual básico de escritura que a mí me habría gustado tener cuando empecé en esto.



¿Y tú? ¿Te has encontrado algún problema irresoluble en tu primer borrador y quieres compartirlo con nosotras? ¡Anímate a dejar un comentario!


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