Hoy vamos a hacer un pequeño ejercicio de rebranding. Y no es que vayamos a hablar de marketing de libros, sino que vamos a cambiarle el nombre a algunos elementos de la narración para ver si esa pequeña alteración nos ayuda a entenderlos mejor.
Planifica sin planificar: descubre tu propio método de escritura
No sé si te has enterado, espero que sí, pero de todas formas te lo digo ahora por si acaso. En este momento (si lees esto cuando salga, que es el 23 de septiembre de 2024) tengo abierta una oferta para un programa que se llama Planifica sin planificar.
Está pensado para que escritoras brújula como yo sepan casi desde el primer momento si una idea va a llegar a novela o si está destinada a convertirse en relato o en micro.
El desafío de crear formaciones para escritoras brújula
Lo difícil de diseñar este tipo de formaciones, pensadas para personas a las que no les funciona hacer un millón de planes, es reducir al mínimo la jerga literaria para que de verdad puedan empezar a escribir desde el principio. Podría limitarme a enseñar lo que enseña todo el mundo, pero entonces seguiría dejando un poco huérfanas a las personas que se parecen a mí. Y no quiero dejarlas de lado; al contrario, porque sé lo duro que es intentar escribir una novela y que todos los métodos que encuentras estén pensados para personas que son, precisamente, metódicas y detallistas desde el principio.
Mi experiencia como escritora brújula: improvisación y perfeccionismo
Yo soy una persona muy brújula; cuando más me divierto es cuando improviso y no me importa mucho tener que reescribir una novela cinco veces. De hecho, quienes me siguen saben que no solo las reviso muchas más veces, sino que las reedito porque, además de brújula, soy dolorosamente perfeccionista. Al final, ambas cosas no están reñidas.
El problema de los métodos tradicionales
Las personas como yo nos entusiasmamos con los métodos porque, como no somos metódicas y parece que la improvisación está mal vista, esos métodos nos parecen tablas de salvación. Así que los adoptamos, lo intentamos y, cuando no tenemos éxito, nos sentimos muy fracasadas porque asumimos que la culpa es nuestra y no del método, o del hecho de que no estamos hechas para los métodos.
Por eso decía que es tan difícil diseñar una formación que no sea exactamente un método de trabajo, sino un método para que cada una descubra cuál es su propio método.
Simplificando la terminología narrativa: menos teoría, más escritura
Cuantas más vueltas le doy a este asunto, más claro tengo que la mayoría de las personas que trabajan conmigo saben mucho más de lo que creen. Por ejemplo, siempre digo que la estructura en tres actos no es que nos la sepamos, es que la hemos visto tantas veces que la llevamos incrustada en el ADN, sobre todo las personas criadas en la cultura occidental.
El peligro de sobreanalizar
El problema llega cuando nos ponemos a sobreanalizar. Buscamos información, porque conocer algo no siempre quiere decir que sepamos ponerlo en práctica, y caemos en el pozo sin fondo de la terminología. De hecho, uno de los artículos más visitados de mi blog es el que habla del arco de la trama y el arco del personaje.
Es un artículo que escribí hace ya años para poner un poco de claridad en un tema que trae de cabeza a muchas de mis alumnas.
Como siempre me ha gustado ser muy clara, ese artículo comienza diciendo que el arco narrativo es el desarrollo de la estructura en tres actos. Y que no se llama desarrollo narrativo porque tiene forma de arco. Seguro que has visto la típica imagen del arco con el comienzo, el nudo y el desenlace.
Es una explicación muy sencilla, pero comprenderla conlleva la necesidad de conocer una serie de conceptos que no todas las escritoras quieren aprender. Hay muchas que solo quieren escribir.
Esa es la dificultad que quiero superar porque yo no quiero enseñar teoría de la narrativa; yo quiero que la gente que pase por La Escribeteca escriba.
Trama interna y trama externa: una nueva perspectiva para tu escritura
Y por eso hoy te explico el arco de la historia, el del personaje y todos los arcos del mundo de una manera que, sospecho, te será mucho más útil que la tradicional.
¿Qué son la trama externa y la trama interna?
Para empezar, en lugar de hablar de arco de la historia y arco del personaje, vamos a hablar de cosas que pasan fuera del personaje y cosas que pasan dentro de él.
Trama externa: son los hechos, eventos y acontecimientos que suceden en la historia. Es lo que pasa fuera del personaje.
Trama interna: son los pensamientos, emociones y creencias del personaje. Es lo que sucede dentro de él.
Ejemplo: "La metamorfosis" de Kafka
En La metamorfosis, el pobre Gregorio Samsa amanece un buen día convertido en insecto y, a partir de ahí, le pasan cosas: no va a trabajar, su familia le coge un pelín de asco, su casa se ve invadida por unos huéspedes, y su padre le tira una manzana que se le clava en el caparazón. Por fin, Gregorio muere. Eso es la trama externa.
Por otro lado, Gregorio era un chico muy trabajador que, cuando se da cuenta de lo que ha pasado, siente un poco de ansiedad porque va a llegar tarde a la oficina. A medida que su familia lo rechaza, él se deprime y, tras el incidente de la manzana, esa tristeza llega a tal extremo que se deja morir. Esa es la trama interna.
¿Por qué es útil pensar en términos de trama interna y trama externa?
Visualizar cómo se entretejen ambas tramas
Mi sensación es que así se visualiza con mayor claridad cómo se entrelazan ambas:
Trama externa: lo que le sucede al personaje en el mundo exterior.
Trama interna: cómo reacciona emocional y psicológicamente el personaje a esos eventos.
Ejemplo práctico: Ataulfa, la aspirante a chef
Supón que eres fan absoluta de la serie The Bear o de Masterchef, y quieres escribir una historia sobre Ataulfa, que quiere ser cocinera.
Comenzando desde la trama externa
Ataulfa va a la escuela de cocina.
Se entera de que hay un concurso y se apunta.
Pasa la primera selección.
Llega tarde a la segunda prueba, pero por suerte el jurado también se retrasa.
Los demás concursantes la odian por haberse librado.
Alguien la sabotea.
Comenzando desde la trama interna
Ataulfa tiene mucha ilusión por ser chef y siente mariposas en el estómago al ver el concurso.
No sabe si inscribirse porque en su casa le han dicho siempre que es mejor no destacar, pero lo hace aunque está nerviosa.
Va a las pruebas con una receta de su abuela porque eso le da el valor que le falta.
Cuando le dicen que ha entrado, le tiemblan las piernas y casi se cae.
El día de la segunda prueba se autosabotea y no pone el despertador porque siente que no tiene derecho a estar ahí.
La importancia de combinar ambas tramas
Solo trama externa: puedes tener muchos hechos, pero si no afectan al protagonista, carecen de sentido.
Solo trama interna: tendrás una historia intensa, pero probablemente lenta y un poco densa.
Cuando combinas ambas de manera equilibrada, es mucho más probable que tu historia termine siendo mejor.
Beneficios de este enfoque para escritoras brújula
Flujo natural de la narrativa
No parece tan necesario saber dónde está el punto medio de la historia o si ha pasado el primer punto de giro, porque unir el exterior con el interior es una manera de seguir el flujo natural de la narrativa. Que no siempre va a ser un flujo perfecto, pero para alcanzar la perfección tenemos las revisiones posteriores.
Confianza en tu intuición como escritora
Este enfoque te permite confiar más en tu intuición de escritora. Como decía antes, muchas de nosotras ya tenemos interiorizada la estructura en tres actos porque hemos consumido historias toda nuestra vida. Al pensar en términos de tramas externas e internas, puedes navegar por tu historia de manera más orgánica, sin sentirte atada a fórmulas rígidas.
Reducción de la presión por "hacerlo bien"
Otro beneficio es que reduces la presión de "hacerlo bien" según estándares externos. Cuando pones la atención en lo que está sucediendo con tus personajes y en su mundo, te liberas de la ansiedad de si estás siguiendo correctamente un método específico.
¿Qué tipo de historia estás escribiendo?
Un problemilla que puede surgir cuando usamos este enfoque es que no sepamos muy bien qué tipo de historia estamos escribiendo. Pero un episodio de podcast no da para explicarlo todo, así que voy a pedirte que eches un vistazo al programa del que te hablaba al principio, Planifica sin planificar.
Los 9 tipos de tramas más habituales
En el programa, hacemos un repaso por los 9 tipos de tramas más habituales, divididas en:
Acción
Aventuras
Terror
Romance
Coming of Age
Tentación
Misterio
Thriller
Competición
Cuando comprendes los elementos básicos de esos nueve tipos de historias, es mucho más fácil usar la mecánica de la trama externa y la interna.
Ejemplo: historias de terror
Inicio: la ruptura de un tabú.
Final: un enfrentamiento entre el protagonista y el guardián del tabú o la fuerza liberada por la ruptura del tabú.
Valor en juego: la vida frente a un destino peor que la muerte.
En el primer bonus del programa, que ya está disponible, te lo cuento con detalle y además te entrego nueve fichas para que no tengas que aprenderte nada de memoria, porque las escritoras de brújula hemos venido aquí a escribir, no a estudiar.
Trama interna y trama externa como herramientas de diagnóstico
Esta forma de pensar en las tramas internas y externas puede ser una excelente herramienta de diagnóstico cuando sientes que algo en tu historia no termina de encajar.
¿Te ha pasado alguna vez que estás escribiendo y, de repente, notas que la cosa se estanca, que le falta chispa o que no te convence? A mí me ha ocurrido más veces de las que quisiera admitir.
Posibles problemas y soluciones
Mucha acción, poca profundidad: si notas que tu historia tiene mucha acción y pasan muchas cosas, pero aun así te parece superficial o no conectas con los personajes, es posible que la trama interna esté un poco descuidada.
Solución: explora más los sentimientos, miedos o deseos de tu protagonista.
Demasiada introspección, poca acción: si tu historia se centra demasiado en los pensamientos y emociones del personaje, pero la narrativa avanza lentamente o carece de tensión, puede que la trama externa necesite un empujón.
Solución: introduce obstáculos claros, problemas que empujen al personaje a actuar.
Preguntas clave para el diagnóstico
¿Está claro el objetivo externo del protagonista?
Si el personaje no persigue una meta definida, la trama externa te parecerá débil porque no sirve a ningún propósito. Asegúrate de que haya algo en juego que motive al personaje a actuar.
¿Cómo afectan los eventos externos al mundo interno del personaje?
Si las cosas que suceden fuera no tienen impacto en sus emociones, creencias o decisiones, puede que la trama interna no esté bien integrada. El protagonista debería reaccionar y evolucionar en respuesta a lo que ocurre.
¿Hay equilibrio entre acción y reflexión?
Una buena historia suele combinar ambos elementos. Si todo es acción sin pausa para digerir, el lector puede sentirse abrumado. Si todo es introspección sin movimiento, puede aburrirse.
Esta forma de diagnosticar es especialmente útil para nosotras, las escritoras de brújula, porque nos permite hacer ajustes sobre la marcha sin necesidad de planificar cada detalle desde el principio.
Y lo mejor de todo es que este enfoque no requiere que sigas al pie de la letra una estructura predeterminada ni que te agobies con términos técnicos. Se trata de sumergirte en tu historia y en tus personajes, y de confiar en tu intuición para hacer los cambios que sientas necesarios en el momento en que lo veas conveniente.
Conclusión: confía en tu intuición y escribe
Así que la próxima vez que sientas que tu historia no avanza o que le falta algo, prueba a descomponerla en trama externa e interna. Reflexiona sobre qué está sucediendo en cada una y cómo se entrelazan. Puede que descubras que solo necesitas ajustar algunos elementos para que todo vuelva a fluir.
Y si quieres saber cómo funcionan esos tipos de trama base y cómo puedes combinarlos e incluso añadir subtramas sin planificar, echa un vistazo al enlace de la cajita, donde te enseño a planificar sin planificar.
O sea, a escribir confiando en tu intuición.
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