Hoy vamos a hablar de algo que nos afecta a todas las escritoras en un momento u otro. Y cuando digo todas las escritoras, me refiero al 100% de nosotras. Si escribes y tienes un cerebro, esto te interesa. Porque es el cerebro el que hace que no aprovechemos el tiempo de escritura cuando por fin lo tenemos.
Es muy común sentir que, cuando finalmente tenemos un momento para sentarnos con nuestras tramas y nuestros personajes, nuestra mente se desvía, se cansa o simplemente decide no cooperar. En mi caso me siento un poco como Lisa Simpson en el episodio en el que quiere dar un discurso sobre la lucha de clases, pero se queda obnubilada con un poni en el club de campo. Cuando los cerebros se cansan, todo en la vida se convierte en un poni. O en el equivalente que prefieras.
¿Resultado inmediato del cansancio? Frustración y culpa, para empezar.
Lo que ocurre es que ninguna de esas emociones nos va a ayudar a terminar la novela que tenemos entre manos, así que hoy vamos a hablar de por qué no es que seamos vagas, perezosa y merezcamos la guillotina, sino que existen bases neurocientíficas y psicológicas para que esto suceda.
Cómo se cansa el cerebro de una escritora
El cerebro humano es una máquina increíblemente compleja que consume una cantidad muy importante de energía, especialmente cuando realizamos tareas cognitivas intensas, como escribir. Algunos estudios han demostrado que actividades que requieren mucha concentración y creatividad agotan rápidamente nuestra capacidad cognitiva, un fenómeno conocido como fatiga mental.
La fatiga mental se manifiesta como un deterioro en la función cognitiva, lo que puede provocar dificultades para pensar con claridad y es una de las causas más comunes de accidentes hoy en día. Algunas de las consecuencias de la fatiga mental son sensación de cansancio o agotamiento, y desapego de la tarea en cuestión. En nuestro caso, no nos apetece escribir.
Se ha descubierto que los mecanismos neuronales que causan la fatiga mental son más complejos de lo que se pensaba. No se trata solo de que las regiones del cerebro que usamos para tareas específicas se cansen. Hay evidencia de que algunos sistemas en el cerebro facilitan la actividad mental y otros la inhiben.
Estos dos sistemas trabajan juntos para regular nuestra capacidad de realizar tareas cognitivas. Si solo nos enfocamos en una parte, no estamos abordando el problema de manera completa. Por lo tanto, es importante encontrar un equilibrio entre estas dos fuerzas: la que nos ayuda a concentrarnos y trabajar, y la que nos indica cuándo necesitamos descansar.
Dicho así parece cosa de fuerza de voluntad, pero no es solo eso. En este artículo larguísimo y un poco ininteligible, se explica que la fatiga mental reconfigura las redes neuronales. O sea, que cuando estamos mentalmente cansadas, las neuronas que deberían trabajar juntas para ayudarnos a escribir la novela del año, se enfadan, no se hablan y nos dejan sin ideas. Me consta que esta es una manera hipersimplista de decirlo, pero es que no me voy a poner a hablar de correlatos neuronales porque ni se acerca a mi campo.
¿Qué hace tu cerebro de escritora cuando está cansado?
En dos palabras: se distrae
Así que cuando por fin tienes tiempo para escribir y resulta que no escribes porque te distraes, puede que no sea porque te falta disciplina o compromiso. La distracción puede ser un mecanismo de supervivencia que tu cerebro utiliza para protegerse de la fatiga mental.
Cuando el cerebro no escribe para mantener sus niveles de energía
Cuando nuestro cerebro está fatigado, busca formas de reducir el consumo de energía. Así que, en lugar de concentrarse en tareas que requieren mucha atención y esfuerzo mental, como la escritura, nos distrae con actividades más simples y menos exigentes, como revisar redes sociales o ver videos. Esta desviación de la atención sirve como pausa necesaria que permite al cerebro descansar y evitar el sobreesfuerzo.
Además de conservar energía, la distracción ayuda a evitar el agotamiento cognitivo extremo. Si nuestro cerebro sigue trabajando en una tarea exigente sin descansar, puede llegar a un punto de agotamiento que afectaría negativamente su capacidad de rendimiento a largo plazo. Por lo tanto, la distracción funciona como una válvula de escape que previene el colapso mental.
Lo que tomabas como pereza, dispersión, etc. Es un mero mecanismo de supervivencia.
La regulación emocional es otro aspecto crucial de la distracción. A veces, nuestro cerebro usa la distracción como una forma de evitar el estrés o la ansiedad que relacionamos con la escritura. Al cambiar a una actividad más agradable o menos estresante, el cerebro reduce temporalmente la tensión emocional, lo que nos proporciona un alivio inmediato del estrés, aunque sea breve.
Cuando el cerebro no escribe “porque no le renta”
En este estudio sobre por qué la realización de ciertas tareas genera una experiencia desagradable debido al esfuerzo mental percibido que deriva en menor rendimiento, lo explican así:
Cuando realizamos una tarea, nuestro cerebro evalúa constantemente los costes y beneficios de continuar con ella. Esta evaluación no es solo sobre la tarea en sí, sino también sobre lo que podríamos estar haciendo en su lugar (coste de oportunidad).
Según el estudio, la sensación de esfuerzo mental es el resultado de esa evaluación de coste y beneficio. Cuando nuestro cerebro percibe que el coste de continuar con una tarea es alto (porque preferiríamos estar haciendo otra cosa), experimentamos fatiga mental.
Esta sensación de esfuerzo y fatiga mental nos motiva a reducir el esfuerzo que ponemos en la tarea actual, en nuestro caso la escritura, lo que a su vez lleva a un rendimiento menor.
En este sentido, la distracción puede entenderse como una manifestación del coste de oportunidad. Cuando escribimos, nuestro cerebro puede percibir que hay otras actividades más gratificantes o importantes que podríamos estar haciendo. Esto nos hace más susceptibles a distraernos.
La distracción ocurre porque el cerebro está constantemente evaluando si seguir con la tarea actual es lo mejor que podemos hacer. Si detecta que otra actividad puede ser más beneficiosa o menos costosa en términos de esfuerzo, nos distraemos.
Además, la experiencia subjetiva del esfuerzo (sentir que una tarea es difícil o tediosa o estresante) puede aumentar nuestra propensión a distraernos. Esto sucede porque el cerebro busca reducir el esfuerzo cambiando a una tarea que parece más atractiva o menos demandante.
Respetar el cansancio para escribir más
La fatiga mental es un estado en el que nuestras capacidades cognitivas se ven comprometidas debido al uso prolongado de los recursos mentales. Ignorar estas señales y forzarnos a seguir escribiendo puede tener consecuencias negativas en nuestra salud y en la calidad de nuestro trabajo. Es fundamental prestar atención a las señales de fatiga mental y tomar medidas para descansar y recuperarnos adecuadamente.
Señales de fatiga mental
Las señales de fatiga mental pueden variar de una persona a otra, pero algunas de las más comunes incluyen:
Dificultad para concentrarse: cuando te resulta difícil mantener la atención en una tarea específica o completar tareas que normalmente serían fáciles.
Cometer más errores de lo habitual en el trabajo o en actividades diarias.
Sentirse más irritable, impaciente o frustrada de lo normal.
Olvidos frecuentes: tener problemas para recordar información reciente o detalles importantes.
Sensación de agotamiento: sentirse física y mentalmente cansada, incluso después de dormir bien o de “descansar”
Desmotivación: falta de interés o entusiasmo por tareas que normalmente disfrutas, como escribir.
Dolores de cabeza: o tensión en el cuello y los hombros.
Disminución del rendimiento: notar una caída en la productividad y la calidad del trabajo. Cuando sabes que estás escribiendo mucho menos de lo que solías.
Estas señales de fatiga mental son bastante universales, sin embargo, la forma en que cada persona experimenta y maneja la fatiga mental puede variar debido a factores individuales como el entorno, la personalidad y los niveles de estrés.
El objetivo de este artículo es transmitir este mensaje: no desaprovechas tu tiempo de escritura porque seas perezosa, vaga o desorganizada. Es muy probable que el motivo detrás de tu poco rendimiento como escritora sea la fatiga mental.
Espero que te haya servido para poner un poco de perspectiva en este tema y que a partir de ahora seas un poco más amable contigo misma.
Si quieres, puedes escucharlo en forma de podcast aquí:
Si yo fuera tú, ahora mismo estaría buscando recursos y estrategias para acabar con la fatiga mental o incluso para seguir siendo supereficiente aunque esté agotada. Pero no te los doy ahora mismo porque creo, honestamente, que necesitas procesar toda esta información antes de dar el siguiente paso.
Nos vemos la semana que viene con algunas técnicas y estrategias para ayudarte a descansar y, por tanto, a escribir más y mejor.
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