Las dos caras del arco narrativo son el arco de la historia y el arco del personaje. Dependiendo del tipo de obra que estés escribiendo, uno tendrá más relevancia que otro, pero hay que trabajar ambos para que tu novela o tu relato lleguen a buen puerto; o sea, para que satisfagan a tus lectoras, que es de lo que se trata.
¡Avengers, assemble! La fuerza de la unión en el arco narrativo
Leas donde leas acerca de este asunto, una de las preguntas que más vas a encontrarte se parece mucho a aquello de ¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? ¿Qué nace antes, la historia o el personaje? Conozco autoras que empiezan a trabajar a partir de una especie de aparición mariana. Como los niños de Fátima, un buen día (o una buena noche), se encuentran poseídas por la imagen de un personaje totalmente arrebatador y, claro, tienen que crear una historia para él. Otras trabajan con ese entusiasmo enfermizo de quien no puede hacer que su cabeza pare: «¿Te imaginas que pasa esto? ¿Y si luego pasara lo otro? ¿No sería la repanocha que la historia terminase así?». A estas últimas me las imagino con los ojos muy abiertos y dando saltitos por la habitación.
No importa que seas una escritora intensita como el Capitán América o más de arrastrar contigo lo que haga falta como Iron Man. Necesitas un arco de la historia y un arco de personaje.
¿Por qué arco de la historia y arco del personaje van juntos?
¿Qué pasa si tienes a esa guerrera maravillosa y fornida con un trasfondo de quitar el hipo y un arco de transformación irresistible, pero se queda quieta en su pedestal? Pues no pasa nada. No hay novela, ni relato. Tus personajes se tienen que mover por una historia o, sencillamente, no habrá historia, no habrá novela, no habrá relato. Ojo, puede que escribas muchas páginas en las que aparezca un personaje sin hacer nada, pero a ver quién las lee.
Y, por otra parte, ¿Quién va a llevar a cabo todas asas acciones trepidantes? ¿Quién correrá todas esas aventuras que se te ocurrieron mientras ibas a tope de bebidas energéticas? Necesitas que haya al menos un personaje involucrado en los acontecimientos o no podrás contarlos.
Así que tu arco narrativo tiene que contener tanto el arco de la historia como el arco del personaje.
Arco narrativo, arco de la historia y trama
En pocas palabras, en el arco de la historia es donde debes colocar los diferentes elementos estructurales que darán forma a la novela. Hay un montón de maneras de crear esa estructura narrativa, ese arco.
¿Por qué se llama arco el arco de la historia?
Porque la estructura clásica, de hecho, tiene forma de arco: el comienzo empieza en un punto de tensión bajo, esa tensión aumenta a medida que pasan las páginas y la cosa se lía (si no se liara, no habría una parte llamada nudo), llega a un punto de tensión máxima, que es el clímax y desde ahí desciende durante el desenlace. No se trata de un semicírculo, sino de algo así:
Y ahí es donde se colocan los elementos principales de la estructura de tu historia, que son estos:
Situación inicial del mundo.
Detonante: hecho que pone el mundo patas arriba.
Entrando en el nudo, aparecen multitud de sorpresas, dificultades y también encuentros con aliados que le dan vidilla a la historia.
Momento crítico en el que tu personaje deberá tomar una decisión.
Clímax o momento álgido de la historia señalizado por un gatito y que debe estar cargado de significado para funcionar (el gatito es opcional).
Desenlace en el que vemos como lo anterior ha afectado al mundo donde ha sucedido y también al personaje.
Sea cual sea tu novela o tu relato, puedes encajarla en este arco narrativo básico. Pero para que esto tenga sentido, debe ir de la mano del otro 50% del arco narrativo: el arco del personaje.
Arco del personaje
Es prácticamente imposible hablar de arcos de personaje sin hablar del viaje de la heroína. Y no, no son drogas. Heroína es el femenino de héroe. El viaje de la heroína y la estructura en tres actos están tan relacionados como las fresas con la nata y las tortitas con el sirope.
Para que el arco de la historia funcione, alguien debe ir caminando por él. Imagina el camino de baldosas amarillas sin Dorothy, ¡Qué desolación! Si te matas a diseñar acontecimientos llenos de significado, y un montón de pruebas, unas doce, para que luego resulte que no haya un Hércules… ¿De qué sirve ese esfuerzo?
Así que necesitas un personaje. Uno que se transforme, a ser posible.
¿Se transforman todos los personajes?
Cierto que no todos los personajes se transforman: ahí tenemos al inefable Sherlock Holmes y a Indiana Jones. Bueno, y a todos esos héroes que no cambian de personalidad ni de manera de ver la vida así les demuestres que el Arca de la Alianza era real. Pero el hecho es que las novelas ganan si lo que sucede en ellas tiene consecuencias. Si no, las lectoras tienden a quedarse con la idea de que han leído algo completamente insustancial. Y a nadie le gusta perder el tiempo. Por eso preferimos leer novelas donde lo que sucede signifique algo. Nos gusta un buen arco narrativo complejo.
Y un arco narrativo complejo se compone de un arco de la historia que transforma a tu personaje. Al final, las dos cosas están tan ligadas una a otra que resulta difícil diferenciarlas.
Es lo que decía al principio: los hechos transforman al personaje y sin personaje, los hechos no pueden suceder. Puede que el árbol caiga, pero si nadie lo oye ¿ha hecho ruido?
Tipos de arco narrativo de personaje
El blog de Diana P. Morales es maravilloso y en este artículo te pone 20 ejemplos, ni más ni menos, de tipos de arco narrativo de personaje. Fíjate bien en ellos, porque seguro que puedes colocarlos en uno de estos tres cajones:
El viaje de la heroína
Personajes que consiguen cosas físicas u otros objetivos poco sofisticados. Frodo, en El Señor de los Anillos, por ejemplo.
Arco de crecimiento
Tu protagonista se convierte en una versión mejor de sí misma o, directamente, cambia de punto de vista sobre algo vital para ella. Dentro de El Señor de los Anillos hay personajes que se transforman. Como Faramir, que encuentra la fe en sí mismo. O Gandalf, que de hecho sube de nivel al convertirse en un mago blanco cuando antes era un mago gris.
Arco negativo o trágico
En este caso la novela narra la caída de la protagonista que, o bien queda maldita para siempre, o muere, o la no consecución de su objetivo la deja muy tocada.
Shakespeare era el maestro de las tragedias. Romeo y Julieta es un ejemplo clarísimo de protagonistas que no alcanzan su objetivo y mueren. Por cierto, ellos mueren, pero su muerte transforma el mundo.
Cómo se crea un arco de personaje
Lo primero que tienes que saber es qué tipo de arco de personaje necesitas para tu historia. Y para eso es buena idea que te hagas tres preguntas. Las tres, como verás, se interrelacionan muy estrechamente con la trama:
1. ¿Quién y cómo es tu protagonista al principio de la historia?
2. ¿Cómo y quién quieres que sea tu protagonista al final de la historia?
3. ¿Qué hechos necesitas que ocurran para que se produzca ese cambio?
Podemos hablar de arco narrativo, arco de la historia y arco del personaje durante horas. Los demás elementos del relato o de la novela están al servicio de ambos y por eso es tan importante manejarlos bien.
Para ayudarte a trabajarlos en relación con el escenario, el tiempo, las subtramas, los obstáculos, etc., está este libro.
Es muy práctico y se centra en proyectos de duración corta, como el Nanowrimo. Pero te servirá para cualquier obra que quieras emprender, sea de la longitud que sea.
Pero si quieres profundizar bien en el arco del personaje o bien en el de la historia por separado, echa un vistazo aquí:
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